martes, 3 de abril de 2007

La muerte de un miliciano



No sé cómo he llegado hasta esta fotografía de Robert Cappa, realizada en 1936 en tierras de Córdoba. Estaba trabajando -lo aseguro-; buscaba información en Internet sobre los resultados de los últimos comicios autonómicos para documentar mi reportaje sobre los programas de los partidos para los próximos, que serán el 27 de mayo...
...Y me he topado con esta foto que ilustra la muerte de un español en el frente... Hacía años que no la veía. Recuerdo que un cronista describió su atuendo como "humilde e impecablemente limpio". ...Y cuando pensé en ello por primera vez me vino a la mente el afán por la limpieza de las mujeres andaluzas. Por más pobre que se pudiera ser, la limpieza era símbolo de dignidad; aunque se tuvieran sólo dos camisas... Aunque las paredes del hogar estuvieran desconchadas por la sucesión de años de miseria.
Mi bisabuelo y sus hijos también iban siempre bien vestidos y con la ropa planchada cuando salían de casa, camino del frente, a no muchos kilómetros del paraje de la fotografía... Quién sabe si hacía poco que este miliciano muerto había salido de su casa para defender su causa... Quién sabe si aún llevaba impregnado en la ropa el aroma de las manos de una mujer.
Cito a continuación unas palabras de Antonio Burgos, a quien entrevistamos hará cosa de un año en la revista en la que trabajo...
"Como siempre, la imagen de España que da la vuelta al mundo es un símbolo de Andalucía. Ahora para representar a España no sale un torero, un flamenco, un toro, un caballo. Sale la muerte de un miliciano. La foto de un jornalero ganándose el pan de cada día de la muerte. Es como el negativo del Guernica, sin caballos, sin antorcha, sin mujer, sin gritos. Silencio de campo andaluz tras un disparo que suena. Silencio de besana. El secano regado por la sangre".

¡¡159 metros en un segundo!!



Realizado este sencillo cálculo que me ha sorprendido mucho, debo reconocer que, tal vez, mi percepción sobre los trenes franceses pertenece al pasado... o a las malas experiencias...
El Tren de Gran Velocidad (TGV, por su siglas en francés) estableció el martes un nuevo récord mundial de velocidad sobre raíles al alcanzar los 574,8 kilómetros por hora en la nueva línea construida en la región de Champaña.

La máquina, fabricada especialmente por Alstom con el doble de potencia de un TGV normal y llamada V150, batió ampliamente el anterior récord, de en 515,3 km/h, establecido el 18 de mayo de 1990 por un TGV que circulaba entre París y Tours.

El V150 había estado preparándose desde primeros de año realizando pruebas sobre la línea entre Estrasburgo y la capital francesa, que entrará en servicio a partir de junio.

Periodistas y otros invitados fueron testigos de una exitosa tentativa que fue retransmitida en directo por televisión y para la que se habían asociado la empresa de ingeniería Alstom, la compañía estatal de los ferrocarriles (SNCF, por su siglas en francés) y la operadora de las vías Réseau Ferré de France.